El intento de reordenar el tráfico en Trujillo resultó en un violento incidente cuando un fiscalizador de la Subgerencia de Transportes de la Municipalidad Provincial de Trujillo (MPT) fue atacado por tres transportistas de la empresa interprovincial Sofía y Samanta. El suceso tuvo lugar en la avenida América Oeste, en el cercado de la ciudad.
Según testigos y videos difundidos en redes sociales, los transportistas, que operan al margen de la regulación formal, rodearon al fiscalizador mientras este dirigía los desvíos vehiculares. Lo acosaron hasta hacerlo retroceder hacia la berma central donde, tras perder el equilibrio, fue golpeado con puñetes y patadas. Pese a los gritos de auxilio de una mujer a otro fiscalizador presente en la escena, este no intervino, el ataque solo cesó cuando los transportistas decidieron detenerse.
La violencia no pasó desapercibida; el gerente de la empresa implicada fue detenido poco después y llevado a la comisaría del Alambre, donde se tomaron declaraciones para aclarar los detalles del altercado.
La respuesta de las autoridades no se hizo esperar, el Subgerente de Fiscalización de Transporte y Tránsito, Carlos Torres, junto con el abogado de la municipalidad, acudieron al lugar para formalizar la denuncia contra los agresores.
TODO EL PESO DE LA LEY
En un comunicado, el alcalde de Trujillo, Mario Reyna, condenó el ataque y aseguró que tales actos de indisciplina y violencia no serán tolerados. «Existen transportistas y comerciantes que están acostumbrados a trabajar en la informalidad, sin respetar las ordenanzas municipales ni las autoridades, pero ello se va acabar en esta gestión municipal y se les castigará con todo el peso de la ley», afirmó, destacando que la lucha contra la informalidad y el caos urbano es una prioridad de su gestión.
Este incidente pone de relieve los desafíos que enfrenta la administración municipal para imponer orden en una ciudad que ha lidiado con la informalidad durante años. El firme pronunciamiento del alcalde Reyna subraya un compromiso renovado con la autoridad y el respeto a las normas municipales, esenciales para la convivencia en la esfera pública.
