El violento aumento de la temperatura de los océanos que se registró recientemente ha alertado a los científicos sobre un posible desastre natural muy poderoso. Pese a las investigaciones realizadas sobre este fenómenos, los especialistas mundiales no comprenden por qué está ocurriendo un cambio tan brusco que provocaría un Niño global.
La preocupación se debe a que el calentamiento imprevisto combinado con otros fenómenos meteorológicos elevaría de manera inquietante la temperatura mundial el próximo año. Lo que más destaca en la lista de peligro es El Niño Global, un sistema meteorológico que también calienta el océano. Su llegada se pronosticó con mucha intensidad este año.
Patricio Valderrama, geólogo y extitular del Senamhi, se refirió a la posibilidad que soportemos a fin de año un fenómeno de El Niño Global, como ocurrió hace más de dos décadas. “Nada más tenemos seis o siete meses en adelante para que (autoridades y población) se enfoquen en estos puntos”, aseveró.
¿QUÉ ES EL NIÑO GLOBAL?
El Niño global se refiere a El Niño en el Pacífico central y es un fenómeno muy relevante para el Perú. Se diferencia del El Niño y La Niña. En general, un evento específico puede ser una combinación de El Niño, La Niña o neutro en sus versiones costera y del Pacífico central. Por ejemplo, en el verano de 2017 se presentó El Niño costero y condiciones neutras en el Pacífico central, mientras que en El Niño 1982-83 y 1997-98 presentaron condiciones tanto de El Niño costero como de El Niño en el Pacífico central. Estas combinaciones y las magnitudes correspondientes tienen asociados diferentes impactos en el Perú.
Ambos eventos tienen en común el calentamiento de la temperatura superficial del mar por encima del promedio y de forma persistente frente al Perú y Ecuador y también en el Pacífico central, así como el impacto en el aumento de las lluvias, su intensidad y los efectos devastadores que provocan (huaicos, deslizamientos, aumento del caudal de ríos con el consiguiente desborde e inundaciones, entre otros desastres).
La diferencia radica en los tiempos en que se manifiestan ambos fenómenos, su duración y el impacto específico sobre los territorios donde ocurren los eventos catastróficos. Por ejemplo, el evento El Niño costero tiene directa implicancia sobre las torrenciales lluvias registradas en las regiones de la Costa, sobre todo norte y central. En tanto, un Niño global puede producir impactos en todo el planeta.
Hace unas semanas la presidenta Dina Boluarte ofreció una conferencia después de reunirse con el consejo de ministros. “Hemos tratado con Indeci, con la Oficina de Reconstrucción con Cambios, con ministras y ministros para ver desde ahora qué acciones debemos tomar a efectos de que nuestras hermanas y hermanos, sobre todo del norte, por donde pudiese pasar El Niño Costero o El Niño Global no afecte, de tal manera que nosotros nos adelantemos en la prevención de ese paso y de esa probable, nuevamente, destrucción del norte del país”, comentó.
ECONÓMICAMENTE, ESTAMOS EN PELIGRO
El aumento de la temperatura del mar no solo genera desgracias naturales, sino que afectará notoriamente a la economía del país. Tras el ciclón Yaku, muchas especies empezaron a migrar a otros mares por la irregularidad del mar. Ahora, con las intensas olas de calor marinas que se aproximan ocurrirá una mortalidad masiva de la vida marina y arrecifes de coral.
Con esto, la industria pesquera se verá fuertemente afectada, pues apenas lograrían pescar especies deficientes y en menor cantidad de lo usual. La escasez de especies marinas conducirá a la alza de precios, provocando un consumo menor de esta carne debido al incremento de precios.
Las lluvias pronosticadas destrozarán carreteras y rutas de viaje entre ciudades, asustando a los turistas y disminuyendo la intención de conocer nuevos lugares. Las principales afectadas serían las empresas viajeras, hoteles y restaurantes, así como agencias de vuelo y aerolíneas.
Fuera del sector turístico, las lluvias también dañarán casas y ciudades, generando gastos públicos a nivel nacional y privados para las personas con propiedades damnificadas.
Se sabe también que este fenómeno desencadena la elevación del nivel del mar, causando erosión del suelo cercano a la playa. La erosión vuelve el suelo más dificultoso para construir, por lo cual el costo de edificaciones aumentaría. Esto ahuyentaría las inversiones en la playa y perjudicaría sus negocios.
Y si se habla de negocios, las tiendas de ropa no se quedan atrás. Muchas marcas reconocidas, e incluso las menores, planifican sus colecciones para las nuevas temporadas con meses de anticipación, y trabajan en sus productos. La ropa de invierno y otoño no saldrá a la venta como se esperaba. Se ofrecería con grandes rebajas para intentar recuperar la inversión “pérdida”.
Sin duda, al ser un Niño Global, las consecuencias serán en todo el planeta. Las cosechas de importación y exportación se verán afectadas por los cambios en las temperaturas y las lluvias. Se vio que muchas hectáreas de siembra se perdieron recientemente, repercutiendo en la inversión de las empresas menores y mayores. Sobre todo, los agricultores.
Otro aspecto que preocupa con el Niño Global es que ante las consecuencias devastadoras que tendrían en las poblaciones más vulnerables, la ayuda nacional e internacional
