El reciente ataque perpetrado por un sicario en el Mall Plaza de Trujillo, que dejó una víctima mortal y tres heridos, no debería tomarnos por sorpresa. Tarde o temprano, un suceso de esta naturaleza se podía generar. En una ciudad donde la impunidad impera, lo único que falta es que cometan un robo o asesinato en el seno mismo de la Macro Región Policial de La Libertad.
Lo acontecido no constituye un hecho aislado. Desde la Policía, especialmente desde los altos mandos, se esfuerzan por minimizar lo ocurrido. La narrativa oficial se enfoca en la víctima, en sus antecedentes, en sus vínculos con la organización criminal conocida como «Los pulpos», argumentando que «se están eliminando entre ellos» y que «se trata de un ajuste de cuentas».
Este mensaje no es reciente, sino que ha sido repetido a lo largo del tiempo. Lamentablemente, la Policía ha pasado por alto y sigue pasando por alto estos casos, bajo la errónea percepción de que se trata de una suerte de «guerra civil entre bandas» que no nos concierne en absoluto, a nosotros, los ciudadanos de bien. Las cifras son elocuentes. Del total de más de 300 homicidios registrados en La Libertad, el 90 % corresponde a ajustes de cuentas entre bandas, y la mayoría, o prácticamente todos, no han sido esclarecidos, siguiendo la lógica de que «los muertos bien muertos están».
Sin embargo, este razonamiento es enormemente equivocado, ya que las armas de fuego utilizadas por los sicarios para asesinar a sus rivales son las mismas que emplean para atemorizar a las víctimas durante un asalto, para robar empresas, para amenazar de muerte a transportistas a fin de que paguen un cupo mensual, entre otras actividades delictivas.
Estas mismas armas se utilizaron, por ejemplo, en los seis atracos que se produjeron en lo que va del año, a plena luz del día, en el centro de Trujillo, a pocas cuadras de la oficina de la Macro Región Policial, afectando a casas de cambio, casos que hasta ahora no han sido esclarecidos. Sin duda, hay una necesidad imperante de desarticular a las organizaciones criminales en Trujillo, pero para lograrlo se requiere de jefes policiales comprometidos con la investigación, y no de «cuentamuertos». La meta es perseguir sin tregua a aquellos que jalan del gatillo con total impunidad.
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