PNP bruta y abusiva [OPINIÓN]

Un anciano terminó con la nariz rota durante las protestas en el Centro de Lima. Hemos tragado indignación viendo cómo un agente antimotines le da un cobarde varazo a un hombre con canas, que no iba encapuchado, ni lanzaba piedras ni bombas molotov. Su único atrevimiento fue protestar contra un gobierno que nadie quiere y un Congreso que nadie respeta por culpa propia. Una vez más, la policía ha demostrado que siempre puede ser más bruta, más torpe y más abusiva. 

El certero varazo al anciano nos ha dolido a todos. Ojalá la PNP tuviera la misma puntería cuando le toca detener a los que revientan bombas en casas y negocios, a los que disparan contra microbuses y a los que secuestran con total impunidad. Cuando se trata de narices indefensas, la táctica policial es infalible, pero cuando se trata de detener a los cabecillas más sanguinarios del país el talento se acaba. 

Esta agresión expone la falta de profesionalismo de la Policía Nacional para contener a manifestantes. Se gastan millones de soles cada año en comprarles escudos, chalecos, bombas lacrimógenas y en prepararlos para usar la fuerza dentro de lo que la ley regula, pero a la hora de la hora actúan con la inteligencia operativa que siempre los distingue. No hemos olvidado las 67 muertes ocurridas durante las protestas de diciembre del 2022 y enero del 2023.

El policía en cuestión atacó directo al rostro de una persona indefensa, vulnerable y que no representaba ninguna amenaza. La policía es un daltónico moral: no es capaz de distinguir entre violentistas y ciudadanos que protestan legítimamente para que las AFPs no les metan las manos a los bolsillos, y que el gobierno de Dina Boluarte y el Congreso paren sus pútridos negocios. 

Más que un incidente –como pretenderá hacerlo pasar la PNP y el gobierno–, la agresión al anciano es un atentado contra el legítimo derecho a la protesta, y un intento torpe y grotesco de intimidar. La reacción de la Policía fue tácticamente desproporcionada, irracional e ilegal. 

Unos días antes de este caso, Samuel Rodríguez, de 21 años, terminó detenido por agredir a un policía durante las protestas. En tiempo récord, un fiscal lo denunció y un juez le dictó 3 meses de prisión preventiva. Ya está en Ancón II mientras investigan su “delito”. 

En ese caso la maquinaria judicial peruana funcionó con una rapidez casi nunca vista. ¿Pasará lo mismo con el policía abusivo que le partió la cara al anciano? Hasta ahora, no ha sido identificado públicamente como hicieron con Samuel Rodríguez, no tenemos noticias de denuncias fiscales por abuso de autoridad y lesiones. Lástima que, en el Perú, la ley se aplique según tu posición frente al poder. 

Claramente, el policía abusivo usó la fuerza de manera desproporcionada  y causó lesiones a una persona que valientemente, pese a su edad, marchó contra quienes desmantelan al país. Si algo de vergüenza tiene la PNP, ya debería dar explicaciones, y poner al agresor a disposición de las autoridades. Anoche fue un varazo; mañana podría ser un balazo. 

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SOBRE EL RASTRO no se solidariza con las opiniones vertidas por sus columnistas