Las dos caras del VIH: luz y sombra de la enfermedad [CRÓNICA]

Han pasado 17 años desde que José Otiniano se enteró del diagnóstico que le cambió la vida para siempre. Él está sentado en una esquina de la mesa, dando la cara a las cámaras, a las preguntas de los periodistas y compartiendo el mismo lugar que el de las autoridades. ‘Pepe’, como lo conocen sus amigos, tiene VIH y no lo esconde.

Transcurría el año 2005. ‘Pepe’ acudía junto a su hermano al banco de sangre del Hospital Lazarte dispuesto a donar dos unidades para un familiar. Luego de los exámenes, solo su hermano entró a la sala de donaciones. Él se quedó afuera esperando con un enorme nudo en la garganta preguntando porque todos entraban a donar y él no .

«Señorita, estoy desde las 7:00 a.m., de hambre. ¿A qué hora voy a donar? ¿Hay algún problema?«, les preguntó a una enfermera. Ella solo movía su cabeza. Él, sospechando lo peor, hizo la pregunta: «¿Tengo Sida?«.

Tuvo la respuesta que nunca hubiese querido escuchar. A partir de ese momento todo cambió, desde cómo vio al mundo hasta cómo seguir viviendo. Una doctora le entregó los resultados en un sobre cerrado y lo dirigía a una uróloga del Hospital Regional de Trujillo.

«Durante una semana estuve yendo al Regional, pero no entraba, me resistía. Era difícil. Yo me había contagiado allá por el 2000 a 2001. Tenía una vida muy desordenada tras mi separación con mi esposa y pues esta fue la consecuencia«, cuenta ‘Pepe’ a Sobre el Rastro.

UNA LUCHA INCANSABLE

Al inicio de esta entrevista, llamé a ‘Pepe’ paciente «cero positivo». Minutos después me corrigió: «No soy cero positivo, soy 100% positivo». Su lucha inicia en el 2005 y el 2006 crea la Asociación de Personas Positivas de La Libertad (ARPPOLL), una comunidad que lucha por los derechos de las personas portadoras del virus, brindándoles apoyo a los pacientes y a sus familias.

La asociación creció al punto de ya haber atendido a más o menos 2 mil pacientes. Trabajaban directamente con la Municipalidad Provincial de Trujillo, pero esta semana el apoyo de esta entidad llegó a su fin. Han dejado en el aire a cientos de pacientes. El programa de Educadores Pares, creado en el 2013, llegó a su fin el último 30 de noviembre, porque según los funcionarios de la MPT, ya no tienen presupuesto.

VIVIENDO BAJO LA SOMBRA DEL VIRUS

Hace tres años exactos, un joven de 21 años se enteró que tenía VIH. Mojaba mucho las sábanas de tanto transpirar, tenía fiebres altas e intensos dolores de cabeza. Eran los primeros síntomas de la enfermedad, pero nunca lo asoció con el virus.

Acompañado de su mejor amiga, se hizo la prueba. La realizó en un laboratorio privado. Tanto él como su amiga se la hicieron para acompañarse. Fue el resultado más difícil de sus vidas.

Tras la entrega, él sintió que el mundo se acababa. Al día siguiente, ambos fueron al Hospital Regional de Trujillo a repetir los exámenes. Entró al famoso programa TARGA. Pasó por enfermería, piscología y otras especialidades.

Él no podía contarle el diagnóstico a su madre. Con los meses y el tratamiento, se lo dijo. Ella pasó momentos de suma tristeza y hasta se culpó. Pronto empezó a ayudarle en todo ese difícil proceso.

‘Sombra’, como llamamos a este paciente, estaba acabando su carrera profesional. Era el primer puesto no solo de su carrera sino también de su facultad. Tenía un futuro muy prometedor que casi se ve apagado por el virus.

Actualmente, trabaja en un estudio importante del país. Nadie sospecha ni sabe de su diagnóstico. Quienes lo rodean, piensa él, son personas con muchos prejuicios. Entonces, calla.

Los primeros días de tratamiento le costaron lágrimas. Quiso abandonarlo. Tomaba 8 pastillas diarias a una misma hora, dos veces por día.

Fueron pasando los meses. Con ello, vino la aceptación del diagnóstico y aprender a vivir con el virus y los medicamentos. Actualmente solo toma una pastilla a las 8 p.m. Tiene una vida nueva, dedicada a otro mundo, pero sin mostrarse como un paciente portador del virus.

El VIH no distingue sexo, edad, condición social ni nada. ‘Pepe’ dice: «Prevenir para no terminar en UCI, usar condón para vivir».

El 1 de diciembre se celebró el Día Mundial de Lucha contra el Sida, virus de la inmunodeficiencia humana, más conocido como VIH. Prevenir es un acto de amor con nosotros mismos. El uso de condón no es solo un método de planificación familiar, sino también de prevención de enfermedades de transmisión sexual como el VIH, VPH, sífilis, clamidia, tricomononas y otras.

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