¿La generación movilizada por los incendios forestales generará una mejor política? | OPINIÓN

En menos de tres meses hemos perdido al menos 20 personas, por asfixia o quemaduras, junto con más de 5 mil hectáreas de bosques y una cantidad innumerable de animales y plantas, por los 361 incendios forestales en 22 departamentos, según el reporte más reciente del Instituto Nacional de Defensa Civil.

Esta tragedia, paradójicamente, ha encendido la indignación ciudadana masiva, impulsando movilizaciones a nivel descentralizado, con la participación entusiasta de una nueva generación de jóvenes, mujeres y hombres. La movilización ciudadana ha incluido la recolección de más de 33 mil firmas, entregadas al Congreso el jueves 19 de setiembre por integrantes del movimiento ‘No a la Ley Antiforestal’. La petición incluye la derogatoria de la «Ley Antiforestal» y la declaratoria de Emergencia Nacional para agilizar las acciones de contención de incendios forestales.

Por su parte, organizaciones indígenas como la Asociación Interétnica de la Selva Peruana – AIDESEP – y el Gobierno territorial autónomo awajun han exigido al Ejecutivo, al Congreso y a los gobiernos regionales y locales que aborden las causas de los incendios, como la sequía por falta de lluvia y el aumento de las temperaturas, a su vez consecuencia de la crisis climática, la falta de asistencia a usuarios de los bosques y agricultores que siembran en sistemas de rotación de cultivo, y la inacción ante los grandes deforestadores: traficantes de tierras, empresas de monocultivos, taladores ilegales e invasores como los menonitas. Todo esto agravado por la mencionada Ley Antiforestal (Ley 31973).

La AIDESEP además ha pedido que el Tribunal Constitucional fije una fecha de audiencia para las demandas de inconstitucionalidad presentada contra esta ley. También ha exigido garantías para la vida e integridad de quienes protegen el bosque, la activación de programas de reforestación y la implementación de un sistema de monitoreo sobre la situación de los territorios afectados.

No obstante, lo novedoso viene de que los jóvenes movilizados han sabido relacionar los incendios forestales con la inacción de las autoridades políticas, incluyendo a la presidenta de la República y a la mayoría congresal. Lemas como «la selva se está quemando y Dina está hueveando», entre otros, que acompañaron el autoidentificatorio “Somos la voz, de la Amazonía”, han mostrado una conciencia ciudadana que trasciende el activismo ambiental, en rechazo del régimen político cuyas acciones y omisiones han agravado las condiciones que generan los incendios forestales. Si bien la indolencia extrema de las autoridades del Ejecutivo, que inicialmente minimizaron la gravedad de la situación y luego evidenciaron su desinterés (el ejemplo extremo lo dio la propia Dina Boluarte al decir que “de 38 incendios están activos sólo 38”), atizó el fuego de la indignación, esta ha venido expandiéndose desde el rechazo a la Ley Antiforestal en los primeros meses de este año.

Esta conciencia política generacional suma a las acciones de apoyo concreto a los bomberos, veterinarios y en general, personas y organizaciones que están en la primera línea de contención de los incendios y atención de sus daños. Así como a los diversos mensajes informativos y de sensibilización que han inundado las plataformas de comunicación en línea, que están acelerando la formación de dicha conciencia colectiva.

De manera que la lucha por la protección de los bosques con su biodiversidad nos está dando una razón de esperanza en que un nuevo Perú con justicia ambiental, es posible. Nos corresponde acelerar los procesos necesarios para conseguirlo.

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SOBRE EL RASTRO no se solidariza legalmente con las opiniones de nuestros columnista