Iván Díaz Garrido es el último secuestrado en Trujillo. La noche del miércoles, cuando se cumplían 60 horas del rapto, sus amigos y familiares se reunían en el local de la Av. Perú en torno a una gigantografía que llevaba su foto y este mensaje: “Las personas que te quieren te esperamos”. Hace frío. Todos se ven demacrados. Una mujer lleva ropa negra y lentes oscuros. Todos toman velas de la mesa, las prenden y gritan: ¡Justicia para Iván!
Como todos los días, la mañana del lunes 13 de octubre, Iván abrió su negocio a las 8 de la mañana. En el local, a esa hora, sonaba un rock en inglés, el género preferido de este empresario trujillano. Mientras que sus trabajadores (la contadora, el secretario y dos empleados más) empezaban la jornada, Iván averiguaba sobre las propiedades curativas de la bardana, el melón amargo y otras plantas medicinales que utiliza para tratar la diabetes que padece.
No habían pasado muchos minutos desde que habían abierto el local cuando tres sujetos vestidos con chalecos de la División de Investigación Criminal de la PNP entraron violentamente. Con pistola en mano y mascarillas, redujeron a Iván de un ‘cachazo’ en la cabeza. Sus empleados miraban con impotencia cómo su jefe y amigo era arrastrado, mientras suplicaba que no le hagan daño, que no lo lleven.
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“Pensé que nos iban a matar”, me dice uno de los empleados que estuvo presente en el momento del secuestro. Después ha visto cada detalle del secuestro en el video de las cámaras. Iván recibió otro golpe en la cabeza mientras era arrastrado. Eso lo obligó a dejar de resistirse. “Mi cabeza, mi cabeza”, se quejó. Rendido, Iván fue arrastrado los últimos metros, en plena calle. Lo metieron por la fuerza en un auto negro. Uno de sus empleados solo atinó a apuntar la placa de rodaje. Desde ese momento, no se ha vuelto a saber de él.
UN HOMBRE ALEGRE
Ivancito, así le decían sus amigos. Su familia destaca de él ser un hombre bondadoso y caritativo, al que le gusta el fútbol, aunque tenía muy mala puntería. Siempre que a su local llegaba alguna persona a pedir una colaboración o limosna, él no solo los apoyaba con alguna moneda, sino que también los invitaba a comer en su misma mesa. Su familia recuerda esos gestos de Iván y siente que todo es aún más injusto.
Díaz Garrido es un empresario que incursionó en la reparación de piezas automotrices, pero también tenía otro negocio, el que más llamó la atención de la banda que lo secuestró: el préstamo de dinero. Iván prestaba fuertes sumas de dinero y por eso firmaba contratos con sus clientes.
Lizeth Chávarry lo conoce desde hace cinco años. Es su amiga y también su trabajadora. El día del secuestro, ella no estaba en el local y dice que Iván no había recibido ningún tipo de amenaza, no era extorsionado ni había recibido mensajes de advertencia ni su local había sido blanco de ataques. “Esta desgracia ocurrió de la noche a la mañana”, dice.
Ella lo recuerda como un hombre alegre, caritativo y solidario. Es un hombre al que le gusta bailar y ocurrente con sus bromas. “Mi risa le gustaba demasiado. Lo extrañamos mucho”, dijo Lizeth llorando . “Todo el mundo de la Av. Perú lo conoce, están consternados de ver lo que le ha pasado. Es una persona sencilla, sin lujos, trabajadora”, contó.
Iván tiene cuatro hijos producto de tres relaciones diferentes. Sus dos hijos mayores lo solían visitar constantemente. Almorzaban, conversaban y reían juntos. A su hijo menor lo complace en todo. Apenas le pedían algo, Iván ya lo estaba comprando, cuenta su trabajador y amigo.
Era un buen padre, dijo la mujer de los lentes oscuros con la voz cortada.
ANTIGUOS CONFLICTOS
Sin embargo, no con todos sus hijos tiene contacto. Con los menores, tiene una relación más distante por la relación tormentosa que lleva con su expareja. Aunque amigos han señalado que Díaz Garrido no ha sufrido amenazas, lo cierto es que sí las tuvo de parte juntamente de su expareja, una mujer que será citada por la PNP para rendir su manifestación. En su momento, ambos se han denunciado mutuamente
Se conoce que Díaz Garrido denunció a esta persona en mayo del 2023, por los delitos contra la vida, el cuerpo y la salud, Ella le habría enviado un mensaje en el que amenaza con “daños materiales”. Lo llamaba “viejo miserable”, “apestoso” y le decía que habrá “incendio cuando esté en otro país”. En su mensaje le recordaba: “fuego te eché hace años te seguiré echando”. Dijo esto en referencia a lo que sucedió en octubre del 2020, cuando el auto de Iván fue incendiado.
Hasta ahora, el jefe de la División de Investigación Criminal de la PNP, coronel Javier Méndez, ha señalado que tres de los seis delincuentes han sido identificados y que les están pisando los talones. En las últimas horas confirmó que son ‘Los Pulpos’ los que están detrás de este secuestro.