En las alturas inhóspitas del penal de Challapalca, a 4,800 metros sobre el nivel del mar, las rejas se abrieron a las 5:30 de la tarde. Jhon Smith Cruz Arce —conocido en el bajo mundo como “Jhon Pulpo”— salió en libertad luego de pasar 17 años encerrado, pagando condena por dos crímenes que marcaron una época violenta en Trujillo. Afuera, sus familiares lo esperaban con una camioneta. Lo abrazaron. Lloraron. Y partieron rumbo a Puno, lejos —al menos por ahora— de las calles de El Porvenir, donde su nombre todavía impone temor.
Durante los años 2000, Jhon Pulpo fue el rostro más visible de la organización criminal “Los Pulpos”, que sembró el terror en barrios populares de Trujillo. Fundó la banda junto a sus hermanos Nilton y Miller Cruz, este último autor del asesinato del suboficial Mervin Cochado Pinto. Su legado criminal continúa a través de su hijo, “Jhonsson Pulpo”, prófugo de la justicia y uno de los delincuentes más buscados del país.
Pero fue en 2008 cuando cayó todo su imperio. El Poder Judicial lo condenó a 25 años por dos asesinatos: el de su expareja —una joven cuyo cuerpo fue abandonado en plena calle— y el de “Benja”, a quien disparó frente a su madre. Los celos, se dijo, fueron el detonante.
La defensa de Cruz Arce argumentó que, durante su tiempo en prisión, trabajó y estudió, lo cual le permitió redimir parte de su pena. El Estado aceptó. Hoy, es un hombre libre.
Sin embargo, en El Porvenir —un distrito que aún arrastra heridas por la violencia— hay temor. ¿Volverá Jhon Pulpo a su antiguo territorio? ¿Retomará el control de lo que alguna vez fue suyo? Las respuestas son inciertas, pero el eco de su nombre ya ha vuelto a resonar en las calles.