Hace pocos días leía sobre la muerte violenta de dos personas en un conocido restaurante de Miraflores, en Lima. Por cómo ocurrieron los hechos, rápidamente empezaron a tejerse hipótesis del caso. ¿Se trató de un feminicidio perpetrado por el economista Felipe O’Neill contra la también economista Jesús Benavides, de quienes se decían que eran pareja o expareja? ¿O se trató de un accidente durante una reunión social que finalmente llevó al hombre a tomar una decisión fatal?
Aunque estas dos posibles situaciones son circunstancias y contextos diferentes, ambas convergen en un punto en común: la difícil situación por la que atraviesa la salud mental de las personas. No hablo únicamente de ansiedad, depresión, cuadros psicóticos y toda la variedad de diagnósticos de los que muchos no consideran ser parte y, por lo tanto, no buscan ayuda especializada.
La poca tolerancia a la frustración, la dificultad para poner límites, la intensa necesidad de ser perfectos, la ira contenida y la falta de responsabilidad personal de esperar que sean los demás los que generen cambios para nuestro bienestar son ahora las dificultades que desgastan más nuestras vidas.
“No estoy tan mal”, “no es el peor momento de mi vida” o “yo puedo hacerlo solo” son frases que, lejos de empoderarnos, nos alejan del bienestar al que todos tenemos derecho.
Psiquiatra Alexandra Sifuentes
Estas dificultades nos enfrentan potencialmente a un deterioro progresivo de nuestra salud mental y a lo que vemos en la actualidad: la incertidumbre de no saber si formaremos parte de las estadísticas de hombres y mujeres que atentan o son atentados por otros.
Lo más preocupante es que, a pesar de hablar de salud mental y de la información que existe alrededor de esta, son muy pocas las personas que visitan a un especialista. “No estoy tan mal”, “no es el peor momento de mi vida” o “yo puedo hacerlo solo” son frases que, lejos de empoderarnos, nos alejan del bienestar al que todos tenemos derecho.
La invitación de hoy es a recordarte que no necesitas lidiar con la peor crisis de tu vida para buscar apoyo profesional. No necesitas demostrar lo “fuerte” que eres por no buscar ayuda. Si existe alguna situación que no te permite disfrutar de tu vida y sentirte a plenitud, ese es el recordatorio para empezar con el cambio y acudir a un especialista.
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