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Descubren en Perú el fósil del animal más pesado en la historia de la Tierra

Con unos 20 metros de longitud y cerca de 199 toneladas, el Perucetus colossus es el animal más pesado de la historia de la Tierra. Existió hace 39 millones de años y sus restos han sido encontrado en el desierto de la región Ica, que en su momento fue un inmeso mar.

Este animal, cuyo nombre científico significa «el coloso cetáceo del Perú«, pesa más que una ballena azul moderna (130 a 150 toneladas). Sus restos fueron descubiertos por paleontólogos peruanos y extranjeros.

Desde Suiza, vía telefónica, Aldo Benites-Palomino, investigador peruano Aldo Benites-Palomino, de la Universidad de Zúrich y el Museo de Historia Natural (MHN) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), dijo que, para los biólogos y paleontólogos, la existencia de esta especie “biológicamente era imposible”. “Es un animal demasiado grande y pesado, que se salta muchas reglas de la biología en general, en lo que a vertebrados se refiere”, afirmó.

Se sabe que los dinosaurios han sido animales gigantescos, pero el Perucetus colossus es realmente pesado. «Hemos reconstruido el esqueleto del animal; sin contar músculos u órganos internos. Pesa 7 toneladas, casi el triple del peso del esqueleto de una ballena azul —considerado hasta hoy el animal más grande del planeta—”, señaló.

Benites-Palomino dijo que se pensaba que los seres vivos alcanzaron el gigantismo en los océanos –cuando empezó la era de hielo– con la ballena azul, en los últimos 3 millones de años. Ahora, con el descubrimiento, todo cambia y se sabe que el gigantismo se alcanzó, por lo menos, 35 millones de años antes.

“La megafauna marina era grande desde casi su inicio; en el caso de los cetáceos, hace 35 a 38 millones de años ya eran animales gigantescos. Lamentablemente, no hay fósiles del mar profundo o de mar abierto”, apuntó.

Para el paleontólogo peruano Rodolfo Salas-Gismondi, de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y el MHN, quien también participó en las excavaciones e investigaciones, este descubrimiento “cambia totalmente nuestra idea de cómo eran los recursos del océano y el potencial que tenían”.

CÓMO SE HIZO EL DESCUBRIMIENTO

Los primeros descubrimientos se hicieron en el 2013, cuando el paleontólogo peruano Mario Urbina caminaba por la zona de Samaca (desierto de Ica) en busca de restos de cetáceos primitivos y descubrió las primeras vértebras del Perucetus colossus en rocas de 39 millones de años.

Urbina llevó al lugar a varios científicos para que identifiquen el fósil, pero las peculiares características de su forma y la extrema densidad generaron muchas interpretaciones y algunos hasta pensaron que ni siquiera era hueso.

Para el paleontólogo Salas-Gismondi, “este descubrimiento rebasó las expectativas” al calificar de “totalmente extraño y aberrante” al cetáceo primitivo del desierto iqueño.

“Ninguno de nosotros [los científicos que fueron al lugar del hallazgo] estaba en condiciones de decir qué cosa era y hasta dudamos de que se tratara de un hueso”, confesó a la Agencia Andina.

Sin embargo, agregó, Urbina siempre tuvo la certidumbre de que se trataba del fósil de un cetáceo gigante jamás antes visto.

“Eso fue determinante. Pasaron un par de años antes de poder hacer el análisis histológico a una muestra que llevamos para estar seguros de que era hueso y se comprobó que lo era. A partir de allí se empezaron a hacer las excavaciones” durante una década y varias expediciones para la colecta del material, afirmó.

El instinto y olfato no le fallaron a Mario Urbina, pues el tiempo le dio la razón. Ahora se tiene la certeza de que “el coloso cetáceo del Perú” es el animal más pesado de todos los tiempos y la historia deberá reescribirse y nuestro país ocupará un lugar privilegiado en ella.

Salas-Gismondi precisó que el material descubierto consiste en 12 vértebras, cuatro costillas y parte de la pelvis, que fue “definitivo”, porque es muy parecida a la de otros cetáceos.

Se desconoce el paradero del resto del esqueleto, aunque se cree que está dentro del cerro de donde se colectó los primeros fósiles, por lo que las excavaciones continúan.

HUESOS COMPACTOS Y PESADOS

El Perucetus colossus fue un cetáceo primitivo del grupo de los Basilosauridae, que habitó las costas del Perú durante el Eoceno medio, hace unos 39 millones de años. Los basilosaurios fueron el primer grupo de cetáceos totalmente adaptados al medio acuático. Se caracterizaban por tener un cuerpo serpentiforme alargado o al menos eso era lo evidenciado hasta ahora.

Los huesos del Perucetus colossus se encuentran sumamente modificados en relación a aquellos de otros animales debido a que adquirieron una enorme densidad y un volumen descomunal de 350 % mayor que el de otros basilosaurios.

Los huesos de un vertebrado tienen dos regiones principales: la externa, que es dura o cortical, en la que se deposita y da la forma al hueso como tal; y la interna, que es porosa o esponjosa, donde está la médula. En los animales acuáticos sucede que algunos empiezan a engrosar el hueso cortical para darle un poco más de peso y se puedan hundir en el agua, pero el Perucetus colossus lo llevó al extremo y, además, no tiene hueso esponjoso.

“Es como si cada uno de los huesos de este animal fuese un yunque, un lastre, excepcionalmente pesado. Si se compara con un animal de similar tamaño como la ballena azul moderna, cada hueso pesa cuatro veces más. Es algo que jamás se había visto en la evolución de los seres vivos, expresó el paleontólogo.

Benites-Palomino, en tanto, sostuvo que el crecimiento de huesos está asociado a adaptaciones muy tempranas a la vida en el agua, pero en el caso del Perucetus “no tenemos idea del porqué creció así y alcanzó un tamaño descomunal”.

“Ambientes costeros con fósiles de ballenas, delfines y tiburones se conocen en todo el mundo, pero esta es la primera vez que uno de estos animales aparece. Qué sucedía en las costas de nuestro país para que un animal crezca tanto”, se preguntó.

EQUIPO DE INVESTIGADORES

En la investigación, que contó con financiamiento europeo, participó un equipo multidisciplinario. Por ejemplo, especialistas para trabajar en la anatomía interna del animal, describir el fósil, reconstrucciones de tamaño, modelo 3D, etcétera. Así, se crearon modelos en tres dimensiones de cada uno de los huesos con un escáner láser, con el fin de poder evaluar el tamaño real del espécimen, peso y capacidad de nado. 

Como no se ha descubierto el cráneo ni los dientes del Perucetus no se sabe de qué se alimentaba. No obstante, debido a la densidad de sus huesos se piensa que era un animal costero que vivía cerca del fondo en aguas poco profundas. Probablemente se alimentaba de animales que viven asociados al fondo, como crustáceos, moluscos o peces. También existe la posibilidad que haya sido herbívoro, aunque en este caso sería el único cetáceo herbívoro conocido.

Se cree que el Perucetus colossus debió ser un animal regordete, de nado muy lento. Las preguntas son múltiples. “Ahora, es uno de los animales más enigmáticos. Sabemos que es un cetáceo, pero no sabemos qué comía; sabemos que vivía cerca del fondo marino, pero no sabemos cómo era su forma de vida porque nunca se ha encontrado un animal que haya aumentado su masa ósea en ese nivel”, refirió Salas-Gismondi.

(Fuente: Andina)

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