El día que Trujillo recordó que un Papa también fue su vecino

De Monserrate al Vaticano: el camino del papa que conoció Trujillo de cerca

La tarde del jueves 8 de mayo de 2025 quedará en la memoria colectiva de Perú como una jornada histórica. No fue solo el anuncio de un nuevo pontífice lo que emocionó al país, sino el hecho de que ese hombre, ahora llamado León XIV, conocía de cerca la vida, las calles y hasta los templos que él mismo ayudó a levantar en suelo trujillano. Su nombre secular es Robert Francis Prevost, nacido en Chicago hace 69 años, pero con una vida marcada profundamente por el Perú, país al que llegó como misionero agustino en los años 80 y del que se nacionalizó oficialmente en 2015.

Desde Roma, la tradicional frase en latín retumbó: “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!”. Minutos después, el nuevo líder de la Iglesia Católica saludó con especial afecto a Chiclayo, diócesis que lo vio como su obispo durante casi una década. Pero también en Trujillo, ciudad que lo acogió durante largos años, la noticia fue recibida con emoción y orgullo.

El pastor que vivió entre los suyos

En la urbanización Monserrate no hizo falta que nadie explicara quién era León XIV. Allí, Robert Prevost no es una figura lejana. Es el sacerdote que fundó la parroquia Nuestra Señora de Monserrat, que caminó las mismas veredas que sus feligreses, que acompañó a los enfermos y ayudó a formar generaciones de jóvenes en la fe.

“Desde que llegó sabíamos que era especial. Era un hombre que vivía para los demás”, recordó emocionada doña María Yopla, de 85 años, una de sus más cercanas colaboradoras. Asegura que celebraron juntos cumpleaños, organizaron misiones, y hasta él aportó de su propio bolsillo para construir iglesias que hoy siguen de pie.

Papa León XlV fue párroco de la capilla Señora de Monserrate.

No es solo nostalgia. Es memoria viva. Durante más de una década, Prevost ocupó diversos cargos en Trujillo: fue vicario judicial, profesor de seminario, director de estudios, y prior de la comunidad agustina. También fundó la parroquia Santa Rita de Cascia, antes conocida como Capilla Nuestra Señora Madre de la Iglesia. Los testimonios de vecinos y exmonaguillos coinciden en un rasgo: su humildad.

Un papa con alma peruana

Prevost no solo adoptó el país como propio: se convirtió en ciudadano con DNI. Su dominio del idioma, su cercanía con las comunidades más vulnerables y su dedicación silenciosa lo convirtieron en un referente espiritual incluso antes de alcanzar los más altos rangos de la Iglesia.

La elección de León XIV fue resultado de un cónclave particularmente diverso, con 133 cardenales reunidos en la Capilla Sixtina. Tras cuatro votaciones, el humo blanco confirmó que el sucesor de Francisco I sería un hombre con raíces profundas en el norte peruano.

Trujillo celebra, el mundo escucha

En Chiclayo, donde ejerció como obispo, las celebraciones se extendieron a las calles. En Trujillo, sin embargo, el júbilo tuvo un matiz más íntimo: fue el reencuentro con una figura que formó parte de la cotidianidad. “Fui su monaguillo. No tengo dudas de que hará un gran pontificado”, comentó un joven docente. En las parroquias que él ayudó a levantar, aún se guardan fotos, recuerdos y hasta bancas hechas en las campañas comunitarias.

La elección de un papa suele sentirse lejana. Esta vez, para Trujillo y gran parte del Perú, fue como ver a un viejo amigo, un vecino querido, ascender al liderazgo espiritual del mundo. León XIV no es solo un pontífice: es parte de la historia viva de una ciudad que lo vio sembrar fe, construir comunidad y dejar una huella profunda.