Enrique Ramírez, un campesino de 54 años, recuerda con emoción el día en que su abuelo le dejó un pequeño lote de tierra cerca de Nuevo Chao, en la provincia de Virú. Durante décadas, ha luchado por mantener sus cultivos, enfrentándose a la informalidad y a la falta de oportunidades para comercializar sus productos. Sin embargo, hoy Enrique ve un rayo de esperanza gracias a la próxima aprobación de la nueva Ley Agraria.
La norma introduce un cambio histórico al priorizar la formalización de tierras para pequeños agricultores. Este mecanismo no solo busca otorgar seguridad jurídica a campesinos como Enrique, sino también impulsar el desarrollo rural al garantizar que más personas tengan acceso legal a sus predios. Según el Ministerio de Agricultura, se proyecta formalizar más de un millón de hectáreas en los próximos cinco años.
Otra ventaja clave de la Ley es el acceso preferencial a los programas de compras estatales. Esta iniciativa permitirá que agricultores registrados puedan vender sus productos directamente al Gobierno para abastecer escuelas, hospitales y otras entidades públicas. “Esto es una gran oportunidad. Antes, todo se quedaba en manos de los intermediarios”, comenta Enrique, quien ya está planeando ampliar su producción de café orgánico.
La Ley también facilita la inclusión de los campesinos en cadenas productivas modernas, promoviendo capacitaciones y acuerdos con grandes empresas del sector agroindustrial. Con estas herramientas, se espera que los pequeños productores puedan mejorar la calidad de sus productos y acceder a mercados internacionales. “Esto es algo que nunca habíamos soñado. Ahora sí siento que nuestro esfuerzo vale la pena”, agrega Enrique.
Expertos en desarrollo rural coinciden en que estas medidas podrían marcar un punto de inflexión para el campo colombiano. Sin embargo, advierten que el éxito dependerá de una implementación adecuada y de un seguimiento riguroso por parte de las autoridades. Mientras tanto, Enrique y miles de campesinos esperan que esta Ley sea el inicio de una nueva era para el agro, donde su trabajo sea reconocido y valorado como pieza fundamental del progreso nacional.