A un año del huayco en La Esperanza: decenas de familias aún esperan tratamiento psicológico

Por Luis Puell y Oscar Paz

La noche del 10 de marzo del 2023, Trujillo, capital de la región La Libertad, soportó 35 litros por metro cuadrado de lluvia. La precipitación superó incluso los registros del Fenómeno de El Niño del 2017, según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi). Ello fue suficiente para activar las quebradas de la ciudad, provocar huaycos y afectar física y psicológicamente a la población.

Según la Subgerencia de Defensa Civil del Gobierno Regional de La Libertad, después de esa lluvia torrencial en Trujillo, 3,353 personas resultaron damnificadas, el 30,6 % estaban en el distrito de La Esperanza, pero solo 603 personas recibieron primeros auxilios psicológicos, según la Gerencia Regional de Salud (Geresa).

Foto: Luis Puell / Sobre el Rastro
TESTIMONIOS

En el distrito de La Esperanza, la precipitación de fuerte intensidad activó la quebrada del cerro Cabras y provocó un huayco que convirtió en pesadillas los sueños de los pobladores de Wichanzao y de otras zonas de la parte alta de dicha jurisdicción.

Dos hermanos, a quienes llamaremos Carlos y Lucía, padecieron el mayor huayco en el distrito de La Esperanza. La menor de los dos, más de un año después, aún tiene miedo. A sus 10 años se despierta con sobresaltos durante la madrugada y muchas veces ya no puede conciliar el sueño.

La ansiedad se apodera de Lucía y su mirada se pierde en el horizonte cuando piensa que aquella noche su hermano pudo haber quedado atrapado entre el lodo y las piedras de ese huayco. Ese trauma aún no ha sido tratado.

«Mi abuelo y mi madrastra me sacaron y me llevaron donde mi mamá Julia, (su bisabuela). Desde allí yo veía todo lo que pasaba», recuerda.

Carlos cuenta que a las 6:00 de la tarde llamó a su mamá, que labora en una tienda por departamento, a preguntarle si iba a pasar algo malo. Las primeras gotas de lluvia ya caían en Wichanzao y los vecinos apilaban sacos de arenas en sus puertas como medida de prevención.

Foto: Oscar Paz / Sobre el Rastro

«No pasa nada, hijo», le respondió su madre, luego de que Carlos le confirmará la baja intensidad de la lluvia hasta ese momento. Pero lo peor aún estaba por venir.

ESCAPANDO DEL HUAYCO

«Lo que yo recuerdo es que había dejado cargando mi celular y mi hermana se había ido a bañar. Cuando regresa pregunta: «¿y toda esta agua?» Mi hermana se empezó a cambiar y me puse a botar el agua. Luego viene mi abuelo y me dice para salir pero yo no quise y se la llevaron a ella (mi hermana). Luego vi que estaba pasando el agua de la calle a la casa y cerré la puerta de golpe. Había muchas cucarachas», cuenta Carlos.

«Media hora estuve tratando de botar el agua, puse algunos sacos y me fui a la casa de mi tía. Luego regresé y cuando estaba en la esquina de mi casa me agarró la corriente (eléctrica). Luego vino la pareja de mi papá y me ayudó a salir de allí. Nos metimos a la casa de una vecina y llegamos a un cuarto hasta esperar que pasara el agua. Desde allí escuchábamos bum, bum bum, de las piedras y el lodo, sonaba fuerte», agrega.

Wichanzao perdió el asfaltado de sus calles, luego del huayco del 10 de marzo del 2023. Foto: Oscar Paz

Pero el agua siguió subiendo y ellos tuvieron que subir al techo para escapar. Fueron unos vecinos los que los ayudaron a bajar de allí. «En ese momento no tenía miedo, solo estaba triste por mis cosas, porque todo se perdió. Nos quedamos con lo que teníamos puesto. Yo no recuerdo, pero mi mamá me cuenta que luego de eso me levantaba asustado en las noches».

DAMNIFICADOS

Los menores son parte de las 1026 personas que resultaron damnificadas y de las 2422 afectadas aquella noche tras el huayco en el distrito de La Esperanza. También integran la lista de las 32 familias que sufrieron la destrucción sus casas, según la Subgerencia de Defensa Civil del Gobierno Regional de La Libertad.

NO TODOS RECIBIERON ATENCIÓN PSICOLÓGICA

Sobre el Rastro solicitó información a la Dirección General de Gestión del Riesgo de Desastres y Defensa Nacional en Salud sobre el número de atenciones de damnificados y/o afectados por lluvias en la región La Libertad durante el 2023.

La Unidad Funcional Centro de Operaciones de Emergencia (COE) Salud informó que durante el 2023 se consolidó un total de 788 atenciones en salud mental solo en las regiones de Arequipa y Moquegua, ubicadas al sur de Perú.

Fuente: COE Salud
¿ERROR DE CODIFICACIÓN?

Sin embargo, el gerente regional de Salud de La Libertad, Aníbal Morillo, aseguró que sí se hizo el trabajo de salud mental durante la emergencia por el huayco en la zona de La Esperanza, y que no aparezca en los registros del Ministerio de Salud (Minsa) solo es un problema administrativo y que tiene que ver con la codificación.

«Nosotros venimos haciendo atenciones (en salud mental) antes del fenómeno de El Yaku. Tenemos 16 centros comunitarios, equipos completos, y casas de albergues, donde se trabaja la prevención a nivel de persona, familia y sociedad», aseguró.

«Tenemos muchas actividades que hemos realizado y ustedes lo pueden corroborar. El HIS es una herramienta para nosotros llevar el control de la actividad, tiene un código y el código es el que le da lectura a la actividad, de repente puede ser un tema de registro porque siempre tenemos problemas con el Minsa», argumentó el funcionario de confianza del gobernador César Acuña Peralta.

Según la Red de Salud de Trujillo, entre el 13 y 22 de marzo del 2023, el Centro de Salud Mental (CSM) de La Esperanza atendieron a un total de 120 personas en los sectores Nueva Primavera y Ampliación Primavera II.

Las brigadas recorrieron casas por casa para brindar soporte emocional, intervenciones individuales e intervenciones familiares. Para los niños se realizaron talleres con la finalidad de trabajar sus emociones y participación social, a fin de que pueda distraerse y desenvolverse con otros niños.

Foto: CSM La Esperanza
Foto: CSM La Esperanza
NADIE LLEGÓ POR AQUÍ

En Villa Clementina, al pie de la quebrada del cerro Cabra, una familia ha tenido que instalar un módulo prefabricado sobre el primer piso de su casa, que sigue enterrada por más de dos metros de tierra y piedra, que fueron arrastradas hace más de un año por la fuerza de la naturaleza.

Jorge y Brenda cuentan que por aquí nadie vino a ayudarlos, por lo que ser fuertes ha sido la única forma de sobreponerse a la pérdida de su hogar para comenzar de nuevo, y darle una vida digna a sus dos menores hijos.

«A mi hijo le afectó mucho (el huayco). En el jardín, dice la profesora que mi hijo le decía: «va a venir a mi casa el agua». Yo trataba de ser fuerte», recuerda Brenda.

Ninguna autoridad ha llegado a ofrecerles agua, alimentos y muchos menos asistencia psicológica, solo la ONG World Visión brindó su ayuda a esta y otras familias que lo perdieron todo por el huayco en el distrito de La Esperanza.

PROTAGONISTA DE LA NOTICIA

Hernán Flores, trajinado periodista liberteño que publicó por más de 20 años en el diario La Industria de Trujillo diversas emergencias de la región, le tocó esta vez ser la noticia. La fotografía de su vivienda totalmente sepultada, y su familia subida al techo para escapar de las fauces del huayco, dio la vuelta al mundo.

«Yo estaba escribiendo en mi laptop y de pronto mi hija me dice que estaba lloviendo fuerte en La Esperanza. Yo salí de la casa e hice unas fotos con mi celular de la lluvia y volví a mis labores, pero un tiempo después mi hija me vuelve a decir que esta era una de las más fuertes precipitaciones, entonces volví a salir de mi casa y cuando me paré a la esquina vi que venía una columna de dos metros de altura de lodo y piedra, era un huayco», narra Hernán.

«Me metí a mi casa corriendo, cogí mi laptop y le grité a mis hijos que salgan y subimos al segundo piso, cuando quise volver para rescatar el televisor la fuerza del huayco tumbó el portón e inundó mi casa», agrega.

Flores gestionó con las autoridades la ayuda para retirar todo el lodo, piedra y basura que trajo consigo el huayco a La Esperanza, pero dicha tarea demandó alrededor de 30 días. También se organizó con los vecinos para hacer una olla común y alimentar a todos los que los necesitaran. Una tarea nada sencilla.

«El gobierno regional de La Libertad envío maquinaria pesada para ayudarnos a sacar las piedras y el barro, pero atención psicológica no hemos tenido, y esa es la verdad», aseveró.

Hernán Flores busca en el amor de su familia las ganas de salir adelante. Pero ver que cómo las piedras y el barro sepultan el fruto de tu trabajo de toda tu vida no es fácil de superar. Por eso a veces encuentra en las lágrimas el desahogo a la impotencia que siente cada vez que regresa a su antigua casa.

SECUELAS DEL HUAYCO

El huayco del distrito de La Esperanza trajo consigo una serie de enfermedades. Una semanas después de la avalancha de lodo y piedras se desató un brote de dengue que afectó a miles de personas.

Una de las personas contagiadas fue Rosita, la hija de ocho años don Malaquías Chiguala, un modesto dirigente vecinal en La Esperanza.

Su menor hija empezó a padecer cuadros febriles desde el segundo día de contagio. Malaquías la llevó al centro de salud de Wichanzao, pero los médicos de turno solo le dieron paracetamol y la enviaron a su casa.

El padre de familia volvió una segunda vez, luego que su hija registrara vómitos, pero no logró que la internaran. Solo la hidrataron y la volvieron a enviar a su casa. Finalmente, la madrugada del 25 de abril vuelve porque su hija empieza a sangrar y no podían contener la hemorragia.

Los médicos intentan reanimar a la menor, pero es inútil. La hija de Malaquías fallece camino al Hospital Regional de Trujillo y acusó de negligencia a las autoridades. La vida de este hombre y su familia quedó devastada por esta irreparable pérdida.

NEGLIGENCIA

Una vez que se supo de la muerte de la niña, el gobernador César Acuña Peralta aseguró que había indicios de una negligencia en la atención de la menor. La autoridad ordenó una investigación y sanción a los responsables. Un año después no hay ninguna sanción al respecto.

Don Malaquías Chiguala afirma que el gerente regional de La Libertad, Aníbal Morillo, ofreció brindarle su apoyo y atención psicológica para toda la familia; sin embargo, dicho ofrecimiento no se cumplió.

¿Cómo se supera la muerte de una hija?

«Nunca hemos recibido atención psicológica. Creo que toda mi familia la necesita, incluso mis hijos menores. Fue una pérdida muy dura, pese a que el mismo doctor Morillo me la ofreció (el apoyo psicológico) no se cumplió», retrucó.

La salud mental sigue siendo un tema pendiente en nuestra sociedad, más aún cuando es sometida a episodios traumáticos que no se pueden superar tan fácilmente como la pérdida de una casa o la muerte de una hija; por ello es necesario que las autoridades refuercen el trabajo en Wichanzao y otras zonas de la región La Libertad para que las secuelas en las mentes de estas personas empiecen a sanar.

La elaboración de este reportaje se realizó con financiamiento de Save the Children.

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