Coronel Javier Arana Palomino, jefe de la División de Orden Público y Seguridad de la PNP en La Libertad, usted hace unos días brindó una conferencia junto al gobernador César Acuña para contarnos –muy optimistas– que los asesinatos, las denuncias de extorsión y los bombazos en Trujillo se redujeron considerablemente. ¡Qué alivio, coronel! Aunque al salir de la conferencia sus buenas nuevas fueron acribilladas, no por sicarios, sino por las preguntas de la prensa. Y, con mucho respeto, sus respuestas merecen unas cuántas reflexiones que espero tome a bien.
Cuando se le preguntó por los cuatro asesinatos cometidos en 24 horas, usted se mostró incómodo, un poco ofuscado por las preguntas de los periodistas que poco entienden del eficiente trabajo policial. Pero comprenda usted que las muertes de Bruno Salvatierra Prentice (promotor de discotecas asesinado en Monserrate), Keyla Alvarado Alva (madre baleada en Laredo), Jorge Luján Barreto (colectivero acribillado en El Porvenir) y Rubén Simón Risco Rojas (colectivero asesinado en El Porvenir) no hacen más que deslucir sus alentadoras estadísticas y darnos razones para pedir respuestas a las autoridades como usted.
Y, entonces, usted lanzó una frase que nos alarma: “Yo no puedo prevenir o ningún efectivo policial puede prevenir que se produzca un crimen”. Coronel Arana, permítame recordarle que la Ley Orgánica de la PNP, en su artículo 3, dice que la finalidad fundamental de la PNP es “prevenir, investigar y combatir la delincuencia”. No haría mal usted en subrayar su ley para no sufrir un nuevo olvido. Fíjese que dice “prevenir”, no esperar a que los muertos aparezcan en las noticias para anunciar que este “hecho lamentable está bajo investigación”.
Ahora, sobre los casos de extorsión a las empresas de transporte San Luis y Dios es amor de El Porvenir, usted afirmó que la PNP no puede hacer nada si estas no presentan sus denuncias. Pero, coronel, por favor, existe algo llamado inteligencia policial. ¿Estoy seguro que a usted le suena? Intervenciones telefónicas, infiltraciones, reglajes. Eso aparece en las películas y, también, en el presupuesto del Estado peruano.
Usted debe estar al tanto de que a la III Región Policial se le dio este año más de medio millón de soles para acciones de inteligencia y contrainteligencia. Y que la Dirección Ejecutiva de Investigación Criminal ha destinado S/4.2 millones para acciones en La Libertad. De todo ese dinero, se ha gastado poco aún, de modo que no es por falta de dinero, ni de patrulleros (el Gore La Libertad les entregó este año 140 camionetas y 20 motos) ni de policías (se enviaron 200 dinoes y se sacó al Ejército a las calles). También se declaró el estado de emergencia para faciilitar sus intervenciones. Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Falta visión, nuevas estrategias o ganas de combatir de verdad a los criminales?
Coronel Arana, con mucho respeto a sus galones seguramente bien ganados, usted ni ningún policía debería esperar sentado a que las víctimas de extorsión lleguen a una dependencia policial cuando saben que ellos prácticamente tienen una pistola en la cabeza apuntándoles. Los comerciantes, los directores de colegios, los transportistas, los bodegueros, los profesores, los padres de familia, los taxistas, los abogados, los consejeros regionales, todos tienen miedo de denunciar. Usted tiene las armas, los patrulleros, el personal y la ley a su disposición. No espere una denuncia que, por miedo, quizá nunca llegue.
Coronel Arana, necesitamos una policía más aguerrida, más proactiva y más inteligente.
Lo último, sobre todo.
